IV. AISHA

Yo, el Profeta exiliado
el Mensajero de un Dios que aguarda sus versos únicos para mí
Yo, el Profeta de la Yihad [1]
el Sello último de un Dios que se rebela íntegro para mí.

Yo, un hombre que enmudece ante tu llanto
Yo, un hombre que pierde la sensatez de tu espera
Yo, detesto mi silencio cuando puede llenarse con tu nombre

Renúncio a mí, 
por verte jugar en el patio del hombre que protege mi rostro
Rechazo mi verdad,
por hacer de mis manos un simulacro de tu cuerpo.

¿Acaso no entiendo?
¡Quién me llama, ya no es mi Verbo!
Obedezco a mi nariz,
que inquieta, tiembla ante tus olores de virgen
¿Acaso las otras no eran dignas de mí?
Sí, pero escucha...
Su murmullo de gracia
su suavidad intacta
su inquietud llena de abundancia. 

Mi cabeza se rompe,
mi corazón ya no quiere guerra
mis visiones son un paraíso en la tierra. 
Aisha cantando
Aisha domando mi cuerpo de rábia
Aisha sosteniendo mi mano entre las suyas. 
Espero, sin pedir
cedo al tiempo, la decisión que quema mis ropas

Ya no soy Profeta, 
soy un loco de amor.
Ya no soy Mensajero,
soy un portento de pasión. 

Aisha camina sola,
Aisha sonríe mientras llora
Aisha ahoga un suspiro mientras me toca.

Resucito, 
revivo
Sueño con que el sueño es el reino de la realidad
y cada célula, un lugar para morir en Aisha.
Revelo,
retengo
conozco el camino del Profeta y del Loco
donde cada piedra es deformada por el mar. 










[1] Yihad, traducido generalmente ocmo "guerra santa", implica de forma más precisa todo esfuerzo que el creyente musulmán lleba a cabo para practicar su fe, especialmente cuando el contexto es hostil y dificulta su desarrollo. También guarda el sentido de expansión de la fe en tanto que último mensaje de Dios rebelado. 


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